
La ciencia neuropsicolingüística confirma que leer, que la aparente y simple lectura, pone en funcionamiento y requiere de la presencia efectiva de un número superior a once habilidades intelectuales diferentes, once habilidades intelectuales diferentes”
Miguel de Zubiría (1995 :21).
Leer es imaginar, reflexionar y comprender, interpretar y recrear; leer es establecer relaciones, es comparar, es producir significado. Leer no es asentir, no es simple traducción de fonemas ni mera descodificación de signos gráficos a una velocidad vertiginosa. Leer es aceptar la interlocución con un texto. La lectura es una pasión, una aventura, un riesgo.
La lectura es un proceso dinámico y flexible, en el cual el pensamiento y el lenguaje están involucrados en una transacción permanente, cuando el lector intenta construir significado a partir de un texto escrito. Sin producción de significado no hay lectura. En este sentido, la lectura es considerada un acto productivo, porque leer es generar significado. El lector convierte en ideas, en pensamientos, en proposiciones, los signos gráficos que se encuentra en el texto escrito. La lectura, por lo tanto, es un proceso muy activo : todo texto, para ser interpretado, exige una participación dinámica del lector ; toda lectura necesariamente es interpretación y lo que un lector es capaz de comprender y de aprender por medio de la lectura depende en gran medida de lo que ese lector conoce y cree antes de leer el texto.
Leer es una actividad mental compleja que involucra diversos actores, operaciones y factores, todos ellos relacionados entre sí. Estos tres elementos son determinantes en el momento de definir estrategias que tengan como finalidad desarrollar una mayor competencia lectora. A continuación, presentaremos algunos aspectos relacionados con cada uno de estos elementos.
LOS ACTORES:
En el proceso lector identificamos tres actores : el autor, el texto y el lector.
El autor : es quien produce, por medio del lenguaje, un texto portador de significado y con una determinada intención comunicativa. Tiene existencia, al igual que el lector, como sujeto social y como sujeto textual. Para nosotros, esta segunda dimensión es la que tiene mayor pertinencia en el proceso lector.
El texto : es la unidad fundamental de la comunicación verbal humana. Como la noción de texto tiene variadas acepciones, es conveniente precisar aún más a qué nos vamos a referir cuando hablemos de texto : cualquier secuencia coherente de signos lingüísticos, producida por un escritor en una situación concreta y con una intencionalidad comunicativa específica.
El texto es, pues, un enunciado o un conjunto de enunciados organizado de manera coherente, dotado de significación y producido con una intención específica en una determinada situación comunicativa.
Los textos escritos tienen una estructura sintáctica, una estructura semántica y unos recursos cohesivos, que les proporcionan su unidad. En estos términos, el texto puede ser una oración, un conjunto de oraciones o una secuencia de párrafos que cumple una función de interacción y comunicación.
Y el lector : es quien construye significado a partir del texto en ausencia del autor. Es un actor crucial en el proceso puesto que es exclusivamente él quien reconstruye el sentido. Para nosotros, los esquemas y la labor de este actor tienen una enorme importancia; tanta como su actitud y su disposición frente al texto. Como sujeto cargado libidinalmente, el lector establece una relación afectiva con el texto.
Una pedagogía de la motivación para la lectura incurriría en un error imperdonable si olvidara este detalle.
Estos actores guardan una estrecha relación con las funciones del lenguaje y con la comunicación. Sobre esta relación volveremos más adelante.
Podemos inferir, entonces, que algunos factores de la comprensión lectora se derivan del autor, otros del texto y otros del lector.
COMPRENSION DE LOS SIGNIFICADOS:
A esta tercera operación también podríamos llamarla producción de significados. Estos significados, que están en relación directa con la naturaleza de los textos, nos permiten establecer la siguiente tipología:
a. Significado literal :
es el que se refiere de manera directa y obvia al contenido del texto. Es el mismo
significado denotativo que presentaremos en la unidad 10 : La significación.
b. Significado complementario :
incluye todos los conocimientos que enriquecen o aclaran el sentido literal o figurado del texto. Este tipo de significado es una construcción propia del lector y corresponde básicamente a lo que hemos denominado sus esquemas.
c. Significado implícito :
como la palabra lo indica, es aquél que no está expresado abiertamente, debemos inferirlo o deducirlo a partir de una cuidadosa labor de cooperación, de la identificación de ciertas claves, pistas o sugerencias ofrecidas por el texto. Es un significado que subyace tras la superficie. Generarlo nos exige saber leer entre líneas. Como es un significado que está oculto, apenas insinuado, puede provocar ambigüedades y múltiples connotaciones.
De esta manera, podemos concluir que la comprensión de textos de carácter científico está relacionada directamente con el significado literal y con el complementario. Mientras que la comprensión e interpretación de textos literarios, filosóficos, políticos, etc. — textos no científicos — depende en gran medida del significado implícito.
Las dos primeras operaciones, percepción e interpretación de los símbolos gráficos y reconocimiento de las palabras y de los signos auxiliares, corresponden en el proceso lector a la descodificación. Ésta puede entenderse, entonces, como la capacidad de descifrar el código del texto y reconocer su significado.
La tercera operación, comprensión o producción de significados, corresponde a una segunda fase del proceso lector : fase de comprensión e interpretación del texto.
Así pues, leer es una actividad compleja que involucra diversas operaciones mentales, asociadas la mayoría con procesos intelectuales superiores —cuando leemos, ponemos en funcionamiento variadas operaciones del intelecto : reconocer, clasificar, asociar, analizar, sintetizar, comparar, inferir, etc.
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